Sauzal Bonito, una pequeña localidad de Neuqúen, es actualmente, el epicentro de una serie de desastres climáticos y desafíos constantes. Esta comunidad enfrentó numerosos movimientos telúricos debido a la sismicidad inducida, así como las consecuencias del crecimiento del río Neuquén.
Los temporales de lluvia y nieve en la zona cordillerana llevaron a que gran parte de las casas del pueblo fueran alcanzadas por el agua, obligando a asistir y evacuar a 20 familias a fines de junio. Los habitantes se encontraron descontentos con la promesa incumplida del gobierno de construir casas antisísmicas y amenazaron con realizar un corte en la ruta 17 como protesta.
A principios de septiembre, se sintieron movimientos en las casas de Sauzal Bonito justo cuando una batería de Vaca Muerta comenzó a extraer recursos a pocos kilómetros de la localidad. Estos movimientos generaron preocupación entre los residentes, pero cesaron cuando se detuvieron las tareas de perforación.
Un informe de Canal 7 se adentró en un paraje llamado El Buen Dormir, ubicado a pocos kilómetros de Sauzal Bonito por la ruta 17, donde dialogaron con un vecino para comprender cómo es la vida cotidiana en esta comunidad que enfrenta una serie de desafíos y situaciones adversas. Luis Zapata, uno de los habitantes del paraje, dijo que «era un lugar donde se dormía muy bien. Frecuentemente se sienten los golpes y ruidos de las petroleras cuando hacen fracking. Tengo 45 años y nunca había sentido tantos. Desde 2015 en adelante son cada vez más frecuentes».
Luis, mostró cómo su vivienda está fracturada por los sismos habituales. «Son 5 o 6 segundos que se sienten los sismos. Los perros sienten mucho estos movimientos. Se asusta y se van». Su vivienda, está cerca de la zona de Fortín de Piedra.
El geógrafo Javier Grosso contó que el sismo del 8 de septiembre liberó tanta energía que se cayeron varias rocas de la región.