En una nueva apuesta legislativa, el Gobierno se muestra optimista con los números para sostener el miércoles el veto que dictó el presidente Javier Milei a la Ley de Financiamiento Universitario en la Cámara de Diputados.
Tras la definición del PRO, que se pronunció a favor de la voluntad del Poder Ejecutivo, las cuentas parecen darle a los negociadores violetas que reciben de los aliados las críticas a la gestión en materia de administración de las universidades.
Lo cierto es que la intervención del asesor presidencial, Santiago Caputo, que recibió en sus oficinas del centro el pasado jueves al titular del partido amarillo, Mauricio Macri, permitió destrabar la encrucijada bajo promesas de ubicar cuadros técnicos del PRO en algunas áreas, pero bajo la firme premisa de que no existe ni existirá un cogobierno con sus principales socios.
Pese a las filtraciones del intercambio que le adjudican a Macri, desde la mesa chica del mandatario aseguran que se trató de una reunión coordinar que podría tener continuidad entre los espacios para afinar el vínculo.
Las cuentas del oficialismo en la previa a la sesión
El oficialismo necesita 86 diputados, lo que representa el tercio de la totalidad de la Cámara Baja (257), pero especula con las ausencias o potenciales abstenciones, lo que achicaría la demanda. Por eso, y con la garantía de uno de los principales aliados, el titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem; el principal asesor de Karina Milei, Eduardo “Lule” Menem, y el jefe de bloque de La Libertad Avanza (LLA), Gabriel Bornoroni, negocian a contrarreloj las voluntades de los legisladores.
Al momento, las hojas de cálculo oficialistas dan un piso de 81 votos, que podría ampliarse, y entre ausencias y potenciales abstenciones, le dan esperanzas al oficialismo.
Según una fuente involucrada, con 34 de los 38 del PRO, teniendo en cuenta que Álvaro González y Héctor Baldassi anticiparon que votarán en contra y la ausencia de Héctor Stefani, alcanzan las 73 voluntades contando a los 39 plenos de La Libertad Avanza.
A ese número esperan la adhesión de los dos diputados del Movimiento de Integración y Desarrollo (MID) y albergan la ilusión de que el jefe de bloque, Óscar Zago, asista a la sesión. También cuentan con los tres legisladores del bloque Independencia que responde al gobernador de Tucumán, Osvaldo Jaldo, y el acompañamiento de dos de los cinco radicales díscolos, Luis Picat y Ricardo Campero, quienes ya comunicaron su apoyo y ven factible que José Tournier se incline a respaldar.
Con esos números, esperan el respaldo de la tucumana Paula Omodeo para alcanzar el piso de 81 votos asegurados.
En ese marco, las negociaciones continúan, y la expectativa para abultar el número está en el bloque Innovación Federal. Entre cafés y llamados, la intención es acercar a dos de los tres salteños, Pablo Outes y Yolanda Vega, que responden al gobernador, Gustavo Sáenz, dado que la titular del bloque, Pamela Calleti, anticipó que votará en contra.
Despiertan optimismo también el rionegrino Agustín Domingo y las sanjuaninas del bloque Producción y Trabajo, Nancy Picón Martínez y María de los Ángeles Moreno, quienes ya respaldaron el veto a la actualización jubilatoria.
El oficialismo necesita también de los cuatro misioneros (Alberto Arrúa, Carlos Fernández, Yamila Ruíz, Daniel Vancsik) que pese, a no garantizar el pleno respaldo, prometieron «no ir en contra” de las voluntades del Ejecutivo, lo que podría traducirse en abstenciones o ausencias.
Ante ese escenario, de garantizarse el piso de 81 diputados, en el oficialismo se juegan a consolidar 14 ausencias o abstenciones, lo que obligaría a la oposición a requerir de 162 legisladores para revertir la situación.
No todos son optimistas en Balcarce 50, hay quienes amparados en las promesas incumplidas durante el tratamiento de la Ley Bases no confían en la palabra de “la vieja política”, y vaticinan un panorama inexacto. “Nadie sabe el número total, va a ser una sorpresa”, plantearon al respecto, y agregaron: “Venimos mal, mal, mal”.
A pesar de la negativa, esperan a que, en las horas restantes, se pueda convencer a más “héroes» a que se sumen a la defensa del equilibrio fiscal.