Un informe de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) reveló que, a pesar del desarrollo del yacimiento no convencional de Vaca Muerta en la provincia de Neuquén, la participación del Estado en la renta petrolera dismuyó, a contramano de lo que sucede en la región.

Los incentivos fiscales al sector hidrocarburos, compuestos principalmente por regalías provinciales, impuesto a las ganancias y retenciones a las exportaciones, se modificaron en forma desordenada y terminaron reduciendo la participación del Estado en la renta del sector.

En la década de 2000, las compañías recibían aproximadamente u$s 3.400 millones anuales en ganancias, mientras en la actualidad esa cifra aumentó a u$s 6.700 millones, pero paralelamente los ingresos fiscales se redujeron de u$s 5.400 millones a u$s 2.700 millones al año.

Es al revés de lo que sucede en otros países de la región, donde la carga fiscal sobre el sector aumentó, permitiendo una mayor apropiación de la renta petrolera.

¿Qué pasó en 2014?

Según ACIJ, «la política de estímulos implementada desde 2014 permitió una reducción significativa en la participación del Estado«, lo que generó una pérdida comparativa frente a países como Brasil, Colombia y México.

Las regalías que manejan las provincias les sirven para atraer inversiones, si bien provoca disparidades en torno de lo que el Estado percibe por la renta petrolera.

Se calculan sobre el valor del petróleo «boca de pozo», lo que puede limitar los ingresos en épocas de precios bajos y maximizar las ganancias en los balances empresarios.

Al mismo tiempo, las provincias tienen capacidad limitada para aplicar políticas fiscales alineadas a la transición energética.

En principio, gran parte de las entradas derivadas de las regalías se destina muchas veces a financiar gastos corrientes, en lugar de utilizarse en inversiones productivas.

Los subsidios a Vaca Muerta

ACIJ llama la atención, asimismo, acerca de cómo influyen los subsidios que recibe Vaca Muerta para incentivar la producción. Advierte que, a pesar de que generaron empleo y fomentaron la inversión en dólares, simultáneamente  redujeron la capacidad del Estado para apropiarse de la renta.

Desde 2013, luego del acuerdo YPF-Chevron para el desarrollo de Vaca Muerta, las transferencias directas a las firmas petroleras se intensificaron como parte de esta estrategia.

Las retenciones fueron objeto durante estos años de modificaciones que distorsionaron la aplicación.

El año pasado, la alícuota para exportar hidrocarburos fue a cero, con el proposito de atraer inversión extranjera.

La sanción del RIGI, inclusive, conlleva la eximición del pago de derechos de importación en los equipos destinados a proyectos de upstream de gas natural que logren calificar al régimen de inversiones

Aun así, según la consultora internacional noruega Rystad Energy, en la Argentina se necesitarán entre 15 y 20 RIGS adicionales para llegar a una producción de 1 millón de barriles por día en 2032.

El proyecto Vaca Muerta Sur de YPF será uno de los beneficiarios inmediatos por el RIGI.

El contexto para la llegada de equipos es además propicio debido a la poca actividad de perforación en Estados Unidos precios internacionales aún competitivos para la producción no convencional.