Yanet Carrillo, vecina del barrio, explicó en diálogo con Radio 7 que la situación es crítica: “No se puede vivir sin agua. No podemos higienizarnos, ni cocinar, ni siquiera lavar los dientes”. La problemática afecta especialmente a niños y personas con problemas de salud.

Según Carrillo, la causa principal es una obra inconclusa que quedó a cargo de una empresa tercerizada contratada por el Instituto Provincial de Vivienda (IPV). “El IPV dice que la obra está terminada, pero no es así. Nadie nos da respuestas claras, y mientras tanto seguimos sin agua”, denunció la vecina.

A pesar de tener una red de agua “legal”, los vecinos no reciben suministro. “El municipio no puede enviarnos camiones cisterna porque oficialmente figuramos con conexión a la red. Sin embargo, no sale una gota de agua”, explicó Carrillo, quien además es paciente oncológica y enfrenta mayores complicaciones por la falta del recurso esencial.

La situación ha forzado a muchas familias a tomar decisiones extremas. Niños han dejado de asistir a la escuela porque no pueden higienizarse adecuadamente, mientras que otros vecinos intentan movilizarse sin éxito para obtener agua de zonas aledañas. Solo unas pocas viviendas, cerca de 30, tienen acceso al servicio.

“Antes teníamos conexiones clandestinas que nos permitían tener algo de agua, pero las cortaron cuando instalaron la nueva red. Ahora estamos peor que nunca. Es insostenible”, señaló Carrillo. La vecina subrayó la importancia de contar con agua para actividades básicas como preparar alimentos o mantener la higiene personal, y pidió una pronta solución.

Desde el barrio aseguran que el corte de ruta es la única forma de visibilizar la problemática. “Pedimos disculpas a los automovilistas, entendemos su enojo, pero necesitamos que alguien nos escuche. Esto no puede seguir así”, expresó Carrillo.

Hasta el momento, ni el IPV ni las autoridades municipales han ofrecido soluciones concretas. Los vecinos planean mantener la medida de fuerza hasta que se resuelva la situación. La falta de agua en Ruca Antú no solo refleja una obra mal gestionada, sino también la inacción de los organismos responsables.