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Vecinos del bajo neuquino denuncian que una propiedad abandonada es utilizada como refugio por personas en situación de calle y eso generó una ola de robos en un edificio en cercanías al terreno.
El inmueble, ubicado en la intersección entre Leguizamón y Sarmiento primero funcionó como vivienda hasta que su dueña falleció. Luego abrió una fotocopiadora que finalmente cerró, comenzó a funcionar una institución privada que luego también se mudó. Hasta que el lugar fue demolido y tapiado.
Rodrigo Castaño en diálogo con Radio 7 expresó: “El tema es que la demolición se hizo y dejaron una escalera, que puede acceder a todos los techos de las viviendas que están alrededor de la cuadra, de la manzana y del edificio, que es lo más cercano”.
Los vecinos solicitaron intervención municipal al llamar a la policía, al 147 número de ciudadanía y Obras Públicas pero no tuvieron respuestas. Desde Obras Públicas se labró actas y se aplicó multas al propietario, identificado como DH Servicios Sociedad Anónima por invadir la vereda pero sobre las consecuencias sociales no se tomaron medidas efectivas.
“Entraron y me robaron las ruedas de la bicicleta, ahora me entero que a un vecino del 2º piso entraron y le robaron la bicicleta completa digamos. Tienen muy fácil acceso a todos los techos de atrás, esa es la dificultad que tenemos, la verdad que estamos con miedo” explicó un Miguel, un vecino del lugar.
La falta de mantenimiento del predio también genera riesgos estructurales y sanitarios, ya que se registraron incendios dentro del terreno y también visualizaron menores de edad en el interior del lugar. Los vecinos identificaron que desde agosto de 2024 empezaron a tener problemas con este terreno.
“Lo que pasa es que dejaron la escalera y eso se los deja facilísimo, es un despropósito que demolieran todo menos eso. Nosotros lo que pedimos es que se limpie el terreno y que se ponga un alambrado donde se pueda ver para adentro, el que quiere delinquir entra acá y hace lo que quiere” indicó Miguel.
Los comerciantes de la zona también se sumaron al reclamo. Los dueños de negocios cercanos indicaron que la presencia constante de personas desconocidas afectó la seguridad y disminuyó la clientela. Un comerciante de un bazar aseguró que llamó en varias oportunidades a la policía debido a incidentes en el lugar.
“No solo es una cuestión de seguridad, sino sanitaria hay toda una grieta que puede desplomarse de un momento al otro y terminar en tragedia. Demolieron todo y dejaron una escalera que da al patio de al lado, parece una burla. La municipalidad debería limpiar el baldío, cercarlo y llevarle la factura al dueño” concluyó Castaño.