
Según detalló el comisario Rubén Butrón, coordinador de la zona oeste, el ladrón fue demorado, pero ante el creciente número de vecinos que intentaban agredirlo, la policía formó un cordón de seguridad y utilizó balas de goma para dispersar a la multitud, resultando dos personas heridas con lesiones leves.
El operativo comenzó alrededor de las 2 de la madrugada, tras un llamado que alertaba sobre disturbios. Vecinos señalaron un vehículo Volkswagen Bora negro, cuyos ocupantes aseguraron que perseguían al sospechoso. Tras ingresar a los patios de las casas con autorización, la policía logró detener al delincuente en una obra en construcción.
Más tarde, un joven de 18 años se presentó en la comisaría 12 para radicar la denuncia y confirmó que el hecho ocurrió cuando intentaron robarle su bicicleta, tras forcejear con el delincuente. El sospechoso, con antecedentes penales, tenía pedidos de captura activos y domicilio en Villa Seré.
El comisario Butrón explicó que la intervención policial se justificó para proteger la vida del detenido, dado que unas 40 personas intentaban agredirlo. También remarcó que la policía tiene la obligación de garantizar la integridad física de cualquier persona bajo custodia, más allá de su condición legal.
Este episodio reavivó el debate sobre el uso de la fuerza y las armas no letales, dado que si bien existe una ley aprobada en Neuquén para su utilización, aún no fue reglamentada. Muchos se preguntan cómo habría cambiado el operativo si ya estuvieran en funcionamiento.
Los hechos de justicia por mano propia han crecido en la ciudad, reflejando el hartazgo de algunos sectores vecinales frente a la inseguridad. Sin embargo, las autoridades insisten en desalentar estos comportamientos, advirtiendo sobre las consecuencias legales que podrían enfrentar quienes participen en agresiones colectivas.
Mientras tanto, el detenido fue trasladado bajo custodia y la investigación quedó en manos de la fiscalía, que también evaluará las responsabilidades en el accionar policial.