El episodio, que tomó estado público tras la difusión de audios y capturas de pantalla, fue confirmado por el coordinador de la U-11, comisario Alejandro Rodríguez, quien detalló que se trató de un intento de manipulación entre personas privadas de la libertad, en el que se simuló el control de una celda y se exigió una transferencia de dinero a través de una billetera virtual.

El hecho se originó el domingo, cuando una mujer denunció haber recibido mensajes desde el teléfono de su pareja, actualmente detenido por causas penales. En los textos se afirmaba que el interno estaba “retenido” dentro del penal y que, si no se enviaba una suma de dinero, sería atacado. Las amenazas incluían incluso la mención de una llave de celda en poder del supuesto agresor.

Desde la dirección del penal aseguraron que el detenido no sufrió agresiones físicas y que, tras la denuncia, fue reubicado en un sector seguro para preservar su integridad. Además, se abrió una investigación interna para descartar o confirmar la posible participación de personal penitenciario, dado que los audios mencionan a un supuesto agente que habría facilitado el ingreso a la celda.

Rodríguez explicó que los internos tienen teléfonos autorizados, pero sin acceso a internet ni aplicaciones como WhatsApp, por lo que se presume que los mensajes se enviaron desde un dispositivo ingresado de forma clandestina, un problema recurrente en los centros de detención.

Hasta el momento, el interno involucrado no quiso radicar una denuncia penal, aunque el comisario aclaró que ya se inició una investigación administrativa interna. La familia fue notificada del estado del detenido y, según las autoridades, la situación ya está controlada.

Si bien las extorsiones telefónicas desde las cárceles no son inéditas en el país, esta modalidad de amenaza entre internos del mismo pabellón es inusual en Neuquén. Según Rodríguez, podría tratarse de una estrategia copiada de otras unidades penitenciarias, como las de Córdoba o Mendoza, donde se han registrado hechos similares.