«No quise matarla, no entiendo qué pasó», dijo Ezequiel Lucas Domínguez, el femicida de Jésica Maribel Soliz, quien la degolló delante de su hijo de siete años en mayo del 2021.

Ayer martes inició el juicio por el asesinato que se dio en una pollería de Salta donde la mujer atendía. El acusado admitió el crimen, explicó que reaccionó así porque ella lo insultó, pero afirmó no recordar nada.

Domínguez está imputado por «homicidio agravado por la relación de pareja y por mediar violencia de género» en perjuicio de Soliz. A la vez, su actual pareja, Rocío del Milagro Farfán, es considerada partícipe secundaria.

En su relato, el asesino contó que fue a la casa de su ex pareja a buscar unas herramientas y a pedirle volver a trabajar en la pollería. Mientras revisaba la caja notó que faltaba una pinza y al reclamarla, Soliz lo insultó y salió a la vereda para llamar a la Policía.

En ese momento, contó que vio el cuchillo que utilizaban en la pollería, lo tomó y a partir de allí no recuerda más nada. “Lo siguiente que recuerdo es que yo estaba en la puerta y Rocío gritaba que llamen a una ambulancia», reveló también.

«Atiné a sacarme la remera para taparle la herida. Quisimos subirla a una moto para llevarla al hospital”, agregó. Y continuó: «Un policía preguntó quién había hecho eso y le dije que había sido yo. El oficial le tomó el pulso y todavía estaba viva. Después llegó la ambulancia, le pusieron una gasa y yo me dirigí solo al patrullero