Los servicios sociales habían separado a Finley de sus padres poco después de su nacimiento en febrero de 2020, debido a las preocupaciones por su protección.
Sin embargo, después de una transición de ocho semanas, un juez devolvió al niño a sus padres Stephen Boden de 29 años y Shannon Marsden de 22, oriundos de la ciudad de Chesterfield, centro de Inglaterra, a pesar de las solicitudes de los trabajadores sociales para que se esperara un período de seis meses.
Ahora, los padres de Finley fueron considerados responsables de su asesinato, luego de quemarlo y golpearlo en repetidos actos violentos ocurridos en la casa donde vivían, «desordenada» y «sucia», en Holland Road, Old Whittington, según informó la cadena BBC.
Todo se descubrió cuando Finley sufrió un paro cardíaco y fue llevado al hospital en las primeras horas del día de Navidad de 2020, donde pese a los esfuerzos médicos no logró sobrevivir.
Un examen posmortem encontró 71 hematomas individuales en el bebé, así como 57 fracturas óseas y dos quemaduras en su mano izquierda.
Según el Tribunal, las pruebas de toxicología mostraron también que se encontró cannabis en la sangre de Finley, lo que indica que debe haber inhalado humo en las 24 horas anteriores a su muerte.
Ambos padres que serán sentenciados en una fecha posterior, dijeron que no fumaban cannabis dentro de la casa, pero los análisis de sangre mostraron que ambos eran «consumidores habituales».
La jueza Justice Tipples, del Tribunal de la Corona de Derby, agradeció a los miembros del jurado durante el juicio, mientras contenía las lágrimas en su discurso.
Actualmente se está llevando a cabo una revisión de protección infantil sobre las circunstancias que rodearon la muerte de Finley y se espera que se tomen medidas para prevenir futuras tragedias de este tipo.
Según el último censo oficial, en 2020, se produjeron 2.226 muertes de bebés menores de un año y 789 muertes de niños de 1 a 15 años en Inglaterra y Gales.
Si bien estas son las cifras más bajas de muertes de bebés y niños desde que comenzó en 1980 el registro, en 2020 la tasa de mortalidad infantil fue de 3,6 muertes cada 1.000 nacidos vivos en Inglaterra y Gales.
A su vez, en el mismo período, la tasa de mortalidad neonatal (menores de 28 días) fue de 2,7 muertes por cada 1.000 nacidos vivos en Inglaterra y Gales, una tasa que se mantuvo estable desde 2016.