«Estaba dormido en el sofá cuando mi esposa entró y gritó: ¡El cachorro te está mordiendo el dedo del pie!».
De esa manera comenzó un hecho tan insólito como revelador para David Lindsay, un jubilado de 64 años que vive en la ciudad inglesa de Cambridge.
Al despertar, notó que tenía el dedo gordo de su pie derecho cubierto de sangre, luego de que el bulldog de 7 meses se lo había comido hasta llegar al hueso.
Su esposa le brindó primeros auxilios, el vendó la extremidad y lo ayudó con el traslado de urgencias al Hospital Addenbrooke.
Allí los médicos le realizaron las curaciones y administraron antibióticos por vía intravenosa, para evitar que la infección se extendiera.
A partir del tratamiento, descubrieron que tenía dos arterias bloqueadas en las piernas. Ello hizo que perdiera la sensibilidad en sus pies y que no se diera cuenta de que el perro lo estaba mordiendo.
Ahora los profesionales están evaluando la posibilidad de intervenir a Lindsay para desbloquear las arterias y que se le normalice el flujo de sangre.
Consultado sobre su mascota, David rechazó de plano que vaya a deshacerse de Harley.
«Tienes que reírte de eso. Me ha hecho un favor al morderme el dedo del pie», aseguró Lindsay.