«No podemos vivir así, los chicos son inocentes y ahora estoy yendo al club a recibir el cuerpo de mi sobrino. Estamos todos destrozados, son chicos sanos. Él había jugado al fútbol, terminó a las 18 y pasó lo que pasó», expresó Antonia.
Además, la mujer manifestó que el barrio vive asolado por los crímenes en torno al narcotráfico y que están hartos de que todos los días ocurran hechos similares: «Estamos tan cansados de que nos roben, me lo mataron; el barrio está de luto, están todos enojados», dijo.
El hecho ocurrió el domingo por la madrugada en el barrio Empalme Graneros cuando el niño de 11 años se encontraba en la puerta de su casa junto a otros chicos. De un momento a otro, un hombre comenzó a disparar hacia algunas personas y allí se desencadenó el trágico desenlace.
«Lo único que pido es que se haga justicia y todos saben quiénes son los que venden las drogas, se adueñan de las casas y se desparraman», sostuvo Antonia en diálogo con un medio radial.
Por la balacera, Máximo murió tras recibir un disparo en la espalda mientras que otros tres menores, dos de 13 y una nena de 2 años, resultaron heridos y fueron trasladados al hospital de Zona Norte donde se encuentran en estado reservado.
La niña recibió un disparo en un brazo mientras que uno de los adolescentes tuvo un impacto de bala en el pecho por lo que fue operado de urgencia y el otro tiene un balazo en la boca.
Los implicados en el hecho siguen prófugos tras escaparse de la Policía por los techos de las viviendas. En diversos allanamientos, los efectivos incautaron armas con numeración suprimida, ametralladora, silenciadores y una moto con pedido de captura.
La causa está siendo investigada por el fiscal Adrián Spelta, de la Unidad de Homicidios Dolosos en turno.