Atropelló y mató a dos motochorros: lo condenaron a prisión pero seguirá en libertad

Acordó la pena con la fiscalía para evitar el juicio oral.

Por exceso de legítima defensa, un hombre que persiguió, atropelló y mató a dos motochorros fue condenado a tres años de prisión en suspenso.

El hecho ocurrió en abril de 2021 en el barrio Fisherton del oeste de Rosario, donde dos delincuentes interceptaron a un joven de 25 años cuando llegaba a su casa en camioneta, luego de retirar dinero en un banco.

Los ladrones armados lo amenazaron, le rompieron una ventanilla y le robaron la mochila en la que llevaba unos 2000 pesos y 2000 dólares. Luego, huyeron tras realizar disparos intimidatorios al aire.

La víctima persiguió a los motochorros unas seis cuadras y los atropelló. Uno de los delincuentes -Diego Quiroga García (25 años)- murió en el acto y el otro -Luciano Escudero (29)-  falleció al otro día en el hospital.

La secuencia del robo, la persecución y el desenlace mortal quedó registrada por 19 cámaras de videovigilancia.

Ahora la víctima del asalto aceptó su responsabilidad en el exceso de legítima defensa y acordó la pena con la fiscalía para evitar el juicio oral.

A raíz de ello, recibió la condena por homicidio simple a tres años de prisión condicional, cuatro años de reglas de conducta, diez años de inhabilitación para conducir y una reparación económica para los familiares de las víctimas, quienes aceptaron la sentencia.

«No se merecía este final»

Tras los hechos en 2021, el padre de uno de los motochorros contó que hace dos años su hijo había salido de la cárcel y que desde entonces trabajaba con él como fletero.

«Por eso no se merecía este final, aplastado en una vereda como un perro», sostuvo Alberto, quien añadió: «Él tuvo errores, fue un delincuente, pero lo pagó en la prisión. Ahora que se encargue la Justicia de lo que hizo este otro pibe y su familia tendrá que sufrir lo mismo que sufrimos nosotros, aunque con una gran diferencia: ellos seguirán viéndolo cada vez que puedan y yo voy a tener que ir al cementerio sin poder verle la cara a Diego porque está enterrado».

«¿Sabés la cantidad de veces que pedí que mi hijo estuviera preso? ¿Sabés la cantidad de veces que le pedí a Dios que lo sacara de la calle? Porque lo quería vivo, y ya no lo tengo más», se lamentó por su parte Mónica en declaraciones a La Capital.

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