Ziya Paval y Zahad celebraron «con lágrimas de felicidad» este jueves el nacimiento de su bebé, un embarazo que ha generado una gran atención en la India porque ambos miembros de la pareja son transgénero y puede ser considerado como el primero de un hombre trans en el país asiático.
La pareja publicó en la red social Instagram una imagen de la pequeña mano del bebé, todavía con el brazalete de un hospital de la ciudad sureña de Kozhikode, anunciando así que Zahad, que nació con sexo femenino, dio a luz el pasado miércoles.
Paval, mujer transgénero, explicó a EFE esta semana que la gran atención causada en la India por el embarazo se debe probablemente a que es el primero de un hombre trans en el país asiático del que tiene constancia. La pareja ha venido publicando imágenes de la gestación en las redes sociales durante las últimas semanas.
Ambos seguían una terapia de transición hormonal, aunque Zahad la interrumpió hace un año y medio por el interés mutuo de traer una vida al mundo.
La simpatía que ha recibido la pareja resulta excepcional en la India, donde existe un gran estigma hacia la mayoría de personas trans, fuertemente discriminadas incluso por sus propias familias, lo que empuja a muchas a ejercer la prostitución o a pedir limosna en las calles como único medio de subsistencia.
Esta situación se produce a pesar de la antigua tradición de las «hijras», transgéneros que forman parte de una comunidad con un gurú y bendicen recién nacidos y matrimonios, en ocasiones con amenazas.
En un intento por reducir esta discriminación, que impedía a los miembros de este colectivo acceder a empleos públicos, el Tribunal Supremo reconoció a las personas trans como «el tercer género» en una histórica sentencia aprobada en 2014.
Esta comunidad india también se enfrentó durante muchos años a la criminalización de las relaciones homosexuales, en función de una ley heredada del Imperio Británico que fue anulada en 2018.
La India contabilizaba casi medio millón de personas transgénero, según el último censo publicado en 2011, una cifra que fue discutida por varios activistas que decían que la proporción era mucho mayor.