El presidente de Colombia, Gustavo Petro, repudió el ataque terrorista perpetrado por la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en el departamento de Arauca en el que dos soldados perdieron la vida, cinco más fueron heridos de gravedad y otros 21 resultaron afectados, y anunció el fin de los diálogos de paz con el grupo subversivo.
«El ELN con quien estábamos conversando de paz y como sucedió alguna vez en otro sitio, aquí cerca, en la Escuela de Policía en donde murieron muchísimos agentes de Policía (…) prácticamente es una acción que cierra el proceso de paz con sangre», advirtió el mandatario.
Petro sostuvo que este ataque terrorista en el corregimiento de Puerto Jordán al cual consideró un «hecho dramático» es solo uno de tantos que demuestran la falta de compromiso con la paz del grupo armado ilegal con el que su Gobierno reinició conversaciones de paz.
Por su parte, el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, lamentó que con estos actos violentos esta guerrilla haya perdido una «oportunidad histórica» para negociar la paz con el Gobierno actual. «El discurso del presidente es absolutamente claro, no puede seguir una mesa de negociaciones en medio de la sangre de nuestros soldados y de la población civil. El ELN no entendió el mensaje de la política de paz del Gobierno del presidente Petro», señaló.
Cristo también envió un mensaje de solidaridad con el pueblo del departamento de Arauca, uno de los más golpeados por el conflicto armado en Colombia y en especial por las acciones del ELN. «Al ELN definitivamente lo dejó el tren de la historia», apuntó el ministro.
De otro lado, el comandante general de las Fuerzas Militares colombianas, almirante Francisco Hernando Cubides, denunció que con estas acciones violentas el ELN pretende que el Gobierno acceda a su exigencia de sacar al grupo de la lista de Grupos Armados Organizados de Colombia. Asimismo, informó que los 21 soldados afectados por la onda explosiva están fuera de peligro y denunció que el ataque se realizó en cercanías a un colegio y puso en riesgo la vida de muchos niños lo cual constituye una violación flagrante de los derechos humanos y una grave infracción al derecho internacional humanitario.