En diálogo con medios italianos, Alfieri recordó que el lunes por la mañana fue alertado de lo que ocurría con el Sumo Pontífice, motivo por el cual se acercó hasta su habitación y allí observó que “no respondía”.

Entré en su habitación y tenía los ojos abiertos. Noté que no tenía problemas respiratorios, así que intenté llamarlo, pero no respondió. Tampoco respondió a los estímulos, ni siquiera a los dolorosos. En ese momento comprendí que no había nada más que hacer. Estaba en coma, expresó.

Sobre un posible traslado al Hospital Gemelli, donde estuvo internado 38 días por problemas respiratorios, el médico explicó que esa derivación “habría sido inútil” y que el deseo del papa Francisco era “morir en casa”.

“Corríamos el riesgo de que muriera en el traslado, la hospitalización habría sido inútil. Massimiliano Strappetti (asistente personal) sabía que el Papa quería morir en casa, siempre lo decía cuando estábamos en el Gemelli”, destacó.

Alfiere sumó que después del derrame cerebral, el Sumo Pontífice falleció 07.30: Fue uno de esos infartos que te llevan en una hora, quizá se inició un émbolo y ocluyó un vaso sanguíneo del cerebro. Quizá hubo una hemorragia. Son sucesos que le pueden ocurrir a cualquiera, pero los ancianos corren más riesgo, sobre todo si se mueven poco”.

Acerca de cómo fue su despedida, el médico manifestó que el cardenal, Pietro Parolin, rezó el rosario sobre el cuerpo del Papa y que allí “le di una caricia, como despedida”.