La Universidad Nacional del Comahue se encuentra en el centro de la atención pública tras la toma del Rectorado por parte de estudiantes en rechazo al reciente veto presidencial que afecta la financiación universitaria. Esta protesta busca visibilizar las preocupaciones sobre el futuro de la educación pública en el país.
El veto del presidente Javier Milei a la ayuda financiera, aprobado por legisladores nacionales, ha generado un ambiente de tensión en el ámbito universitario. Los estudiantes consideran que este ajuste presupuestario deja a las universidades en una situación crítica, especialmente ante la perspectiva de un presupuesto reducido para el año 2025.
Gastón Rivero, representante del Centro de Estudiantes de Humanidades, explicó a Radio 7 que la Universidad había solicitado 122 millones de pesos, pero el gobierno solo asignó 73 millones, lo que representa casi la mitad de lo necesario para su funcionamiento. Esta reducción afectará gravemente la calidad educativa y los salarios de los docentes.
La toma del Rectorado, que comenzó esta semana, es parte de una serie de movilizaciones que se han intensificado en respuesta a las políticas del gobierno. “La idea es visibilizar las problemáticas que enfrentamos como estudiantes y docentes”, afirmó Rivero, destacando que la protesta se llevará a cabo sin interrumpir las clases.
Los estudiantes han convocado a asambleas para discutir el futuro de la toma y las acciones a seguir. “Hoy a las 5 de la tarde vamos a tener una asamblea para evaluar si continuamos con la medida”, indicó Rivero, quien también destacó que las tomas no son indeterminadas y se adaptarán según la situación.
Además, se están organizando acciones a nivel federal, incluyendo marchas programadas para el 23 de octubre. Estas movilizaciones se enmarcan en un contexto más amplio de resistencia ante los ajustes en el sector educativo, que han sido objeto de críticas en todo el país.
La situación en la Facultad de Humanidades es particularmente preocupante. Rivero mencionó que actualmente no hay suficientes docentes titulares, lo que afecta la calidad de la enseñanza. Muchos cursos se han visto alterados, y las becas que se ofrecen son insuficientes para cubrir las necesidades básicas de los estudiantes.
En un panorama donde el 40% de los estudiantes que inician la cursada abandona antes de finalizar el semestre, la comunidad educativa se enfrenta a un desafío creciente. “Este problema no comenzó con Milei, pero se ha intensificado”, concluyó Rivero, subrayando la necesidad de luchar por una educación pública de calidad.
La toma del Rectorado refleja el descontento acumulado en el sector educativo y marca un capítulo más en la lucha de los estudiantes por defender sus derechos y asegurar el financiamiento adecuado para la educación pública.