
El jefe de asesores presidencial, un “experto” en política nuclear e inteligencia artificial, Demian Reidel, echó luz sobre nuestros problemas. El santiagueño Gordo Dan debió reprenderlo públicamente con tres tuits hasta que el experto pidió perdón, por si había ofendido, con sus palabras sobre que el problema de la Argentina son “los argentinos”.
Un blanqueo y un acuerdo con el FMI no se le niega a nadie. Tampoco a Milei. Maltratar a los periodistas porque no repiten el libreto oficial es de manual kirchnerista.
El caso Libra demostró que nuestros políticos (incluso Milei, que no es un outsider, si trabajó contra factura para Daniel Scioli, tuvo arrumacos con Sergio Massa y se crió en los escritorios de Eduardo Eurnekian) una vez que ingresan a la Casa Rosada, se convencen de que todo les pertenece.
La democracia occidental deposita de manera sabia las decisiones en el Poder Ejecutivo, con control republicano. El Congreso y la Justicia son parte fundamental del Estado. ¿Qué país hubiera configurado Cristina Kirchner sin control y balanceo en la toma de decisiones? ¿Qué país haría Javier Milei solo, sin Mandrilandia?
Aplicando la lógica clásica de las proposiciones, podemos decir que, si para Milei los medios de comunicación tradicionales son la casta y todos los periodistas son ensobrados, su vocero y primer candidato a legislador porteño trabajó para la “casta” y es “ensobrado”.
Pilar Ramírez fue empleada de Mariano Recalde en la desastrosa Aerolíneas Argentinas y hoy representa los valores de la libertad.
Con justa razón, cualquier ciudadana con condena firme podría preguntar: ¿qué tiene Cristina Kirchner que no tenga yo? El matrimonio Kirchner dedicó su vida a la política y sus ingresos fueron por haber sido servidores públicos. La Justicia aún demora una simple pericia para saber cómo hicieron la riqueza que disfruta la expresidenta, su hijo, el diputado Máximo Kirchner, y Florencia Kirchner.