El galpón, cuyo estado es alarmante, está sostenido principalmente por la red antiincendios que paradójicamente nunca llegó a activarse durante el siniestro. Parte del tinglado y paredes, que colindan con una escuela primaria, ya han comenzado a desplomarse. “Esto está pendiente de un hilo”, enfatizó Castaño, quien mostró su frustración por la falta de compromiso de las partes involucradas en el cuidado del espacio, desde entidades financieras hasta los responsables directos del lugar.

Inacción y Homologación Estancada

La Municipalidad de Neuquén, representada en su momento por Marcelo Inaudi, titular del Consejo de Seguridad, anunció medidas para asegurar el sitio tras el incendio. Sin embargo, según Castaño, la homologación del acuerdo se encuentra en un punto muerto: “Nos convocaron a la Ciudad Judicial con promesas de que empezarían los trabajos, pero la buena voluntad no se ha visto reflejada en acciones concretas”.

Mientras tanto, el galpón se ha convertido en un espacio frecuentado por personas en situación de calle y otros que buscan materiales para reciclar. La policía realiza rondas ocasionales, aunque la vigilancia constante no es su responsabilidad. La falta de seguridad y de compromiso por parte de los involucrados deja el lugar expuesto, y la amenaza de un derrumbe aumenta día a día.

Castaño cuestionó la inacción: “¿Por qué no demoler esta estructura de 15 metros y eliminar este riesgo? La espera sólo parece abonar a la teoría de que se espera que el galpón colapse para evitar los costos de una demolición controlada”.