Siete meses pasaron desde el incendio que consumió el galpón abandonado en la intersección de Bahía Blanca y Tierra del Fuego, su quemada y débil estructura todavía sigue en pie pero constituye un grave peligro para los vecinos, estudiantes de la Escuela N°207 y para las personas en situación de calle que pernoctan allí.
Dada la falta de acciones por parte de los propietarios y de la Municipalidad de Neuquén, la comunidad educativa realizó una jornada de demolición con sus propias manos para exigir que terminen las obras.
Cuando los padres y madres de la Escuela N°207 comenzaron a trabajar en el esqueleto del galpón, una persona en situación de calle salió del lugar con rapidez.
Leonardo en diálogo con Radio 7 expresó: “Si, estoy viviendo en el galpón porque no tengo donde vivir, si no tengo que vivir en la calle y es más seguro vivir ahí que en la calle. Así que bueno, tengo que dormir en algún lado”.
Leonardo se moviliza en sillas de ruedas, cuando fue consultado cómo fue el accidente que lo dejó en esta situación, aseguró que tuvo un accidente en la bicicleta y que nadie lo ayudó.
“No puedo dormir en la calle así, yo tengo la pierna fracturada porque me chocaron en la bicicleta y me dejaron tirado. No tengo ayuda social, nada. La policía viene, nos saca y cuando me ven así, me dicen bueno, vos estas por tus propios medios” agregó.
La posibilidad de derrumbe está latente en el galpón abandonado, sin embargo para las personas en situación de calle significa un lugar para dormir, para habitar pese al peligro inminente. La falta de respuestas de los propietarios, de accionar judicial de la Municipalidad refleja las múltiples vulnerabilidades que padecen estas personas.
“Una radiografía de lo terrible que significa esto, la desidia del Estado, la desidia de las empresas. Ellos tienen la posibilidad de encontrar una solución a esto, una persona sin trabajo, sin lugar para vivir, con una lesión grave en una pierna, tiene que arriesgar la vida todos los días para poder vivir acá adentro” expresó Rodrigo Castaño.