En este nuevo método que investigan desde la UBA se aplica la nanotecnología, utilizando componentes casi tan diminutos como los átomos, las células o los virus.
El caso más emblemático de esta dolencia fue el de Lionel Messi, quien siendo un niño tuvo que inyectarse todos los días durante años para corregir su déficit de crecimiento.
La hormona del crecimiento es una sustancia corporal vital para el desarrollo normal de niños y niñas. A veces ocurre que la glándula pituitaria no fabrica lo suficiente, generando un problema para el desarrollo presente y futuro de las personas. Existen diversos tratamientos, por lo general muy invasivos y complejos, por lo que investigadores de la UBA buscan volverlos más eficientes y menos intrusivos.
En los últimos años la administración de medicamentos ha planteado numerosos desafíos a la hora de optimizar la concentración, su liberación en el momento adecuado, y todo esto de la forma menos invasiva. Existen medicamentos que deben ser administrados en momentos muy específicos, con dosificaciones complejas, combinados con otras terapias, y demás requerimientos, que con la ayuda de la nanotecnología pueden hacerse de forma más sencilla y eficaz.
“La nanobiotecnología es la disciplina científica que se ocupa del estudio y el desarrollo de sistemas en muy pequeña escala, que llamamos nanométrica, para ser aplicados en múltiples ramas de la biología y la medicina”, explicó Paolo Catalano, docente e investigador de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires. “En el laboratorio, nos dedicamos a la aplicación de la nanotecnología para la resolución de problemas biomédicos”, agregó.
“En la escala nanométrica, la materia posee propiedades distintivas e interesantes que resultan de utilidad para estudiar más profundamente a los sistemas biológicos, para desarrollar mejores sistemas diagnósticos o para mejorar los tratamientos actuales de enfermedades crónicas, entre otros”, aclaró Catalano, también investigador del Instituto de Nanociencia y Nanotecnología (INN), nodo Constituyentes (CNEA-CONICET).
“Las hormonas son compuestos de alta potencia, es decir, con una pequeña cantidad se logra un gran efecto, y dicho efecto se encuentra fuertemente vinculado al momento de administración de las mismas”, aclaró Catalano. “En el caso particular de la hormona de crecimiento, el tratamiento de su deficiencia involucra la administración crónica de la misma y actualmente existen dispositivos que requieren inyecciones diarias de la hormona. Esto constituye un grave inconveniente para el cumplimiento del tratamiento por parte de los pacientes”, añadió.
EL CASO MESSI
La deficiencia en la hormona de crecimiento es una dolencia cuya prevalencia se estima en uno entre cuatro mil niños. Sin dudas el caso más emblemático fue el de Lionel Messi, quien padeció de niño este problema. Con 10 años de edad, su estatura apenas rondaba 1,25 metro. Pocos meses después, el endocrinólogo argentino Diego Schwarzstein fue quien le diagnosticó el déficit de la hormona del crecimiento. A la edad de once años, Messi medía 1,32 metros, altura correspondiente a un joven dos años menor que él.
El tratamiento al que debió someterse consistía en inyecciones subcutáneas diarias que se suministró al menos durante tres años: “Una vez por noche me iba pinchando. Cambiaba de pierna. Primero una, después la otra. Al principio me lo hacían mis padres, hasta que aprendí y lo fui haciendo solo”, contaba en una nota periodística años después.
Las ampollas que se pinchaba Messi complementaban el déficit de suministro de la hormona del crecimiento de la hipófisis en su organismo. Las pruebas son muy minuciosas y el suministro de la hormona supone un alto costo. La crisis que atravesó Argentina en 2001 dificultó a la familia Messi poder seguir costeando este tratamiento en el país. El desarrollo del tratamiento todavía no se había completado y Messi presentaba aún retraso en su crecimiento. El club Newell’s Old Boys no pudo hacerse cargo de las inyecciones. Se buscó ayuda en River Plate, uno de los grandes equipos del país, que declinó pagar la medicación. Fue entonces cuando surgió la posibilidad de ir a Barcelona.
Messi aterrizó en Barcelona a los 13 años con una estatura de 1,43 centímetros y con una proyección de crecimiento de 7 a 15 centímetros como máximo. Es decir, si su cuerpo hubiera respondido adecuadamente al tratamiento que llevaba y hubiera parado, debió haber medido entre 1,50 y 1,58 centímetros, siete centímetros por debajo de Maradona, que ya era considerado un jugador muy bajito a pesar de ser el mejor del mundo.
Pero la idea del club era conseguir que alcanzara los 1,70 centímetros y dejará de ser “La Pulga”. Se trataba de conseguir 27 centímetros en solo tres años, ya que a los dieciséis tendrían que detener las inyecciones. Quedó muy cerca del objetivo: Messi mide hoy 1,69 centímetrosd
“Un nanómetro corresponde a la mil millonésima parte de un metro”, explicó el investigador y agregó que “para hacerlo más gráfico, un nanómetro resultaría de dividir el grosor de un cabello humano en 50.000 partes. Los materiales que denominamos nanoestructurados adoptan distintas formas y configuraciones (esferas, tubos, varillas, espigas, esponjas, entre otros) siempre en una escala entre 1 y cientos de nanómetros”.
El proyecto recibió recientemente un subsidio otorgado por la Human Growth Foundation (Fundación de Crecimiento Humano), lo que significa un reconocimiento al trabajo de un equipo de científicos, así como una ayuda económica para los costosos insumos que necesita este tipo de investigación.