La gran emoción de Graciela Alfano por convertirse en abuela por tercera vez: “Que mi hijo esté dando vida es un milagro”

En las redes eligió llamarse “Ícono Alfano” y no teme en calificarse como “diva”, pero Graciela Alfano hoy trascendió su imagen pública, la de eterna sex symbol de los argentinos, para abrazar un costado que la sensibiliza y la hace reconectarse con su yo interior: su rol como abuela. La actriz compartió a través de sus redes, encantada, la […]

En las redes eligió llamarse “Ícono Alfano” y no teme en calificarse como “diva”, pero Graciela Alfano hoy trascendió su imagen pública, la de eterna sex symbol de los argentinos, para abrazar un costado que la sensibiliza y la hace reconectarse con su yo interior: su rol como abuela. La actriz compartió a través de sus redes, encantada, la noticia de la llegada de Catalina, la primera hija de Francisco Capozzolo, su hijo del medio y la tercera de los nietos de Graciela.

“La llegada de Catalina tiene un impacto muy grande porque él estuvo en una situación muy complicada de vida. Cuando chocó, yo digo que fue un milagro. Ahora que él mismo esté dando vida me parece un hecho increíble. Es fuerte. Tiene un impacto fuerte en toda la emocionalidad”, se sinceró. “Él es un papá divino. Estuvo en el parto. Viste que ahora los varones entran al quirófano y están ahí pujando con las mamás. Me parece algo fabuloso. Inclusive el día anterior le hicieron un masaje especial a ella, y él también colaboró. Es todo una cosa muy linda lo que se da en esas parejas. Hoy se vive la maternidad y paternidad desde otro lugar”, reflexionó.

“Esto tiene un impacto especial porque mi hijo luchó tan duramente por su vida y que ahora él esté dando vida, me conmueve. Catalina se parece a él y también muy parecida a Natalia, la mamá. Es fabuloso este rol y lo dicen todos los abuelos. Este es un amor que te vence. Que te lleva puesto”, describe, con minuciosidad sobre esta etapa de plenitud.

Según cuenta, como abuela se da todos los privilegios y sus nietas, a la que ahora se suma Catalina, son las más agradecidas. “Yo como madre era distinta. Era muy exigente. Les exigía buenas notas, que estudien. La educación corresponde a los padres y a los abuelos les corresponde la malcrianza. Como abuela soy tremenda porque trato de, por supuesto, darle bolilla a los padres y cumplir con todo lo que me dicen y después nos estiramos un poquito. Un chupetín por acá. O de pronto nos quedamos despiertas fuera de hora. Nosotras nos quedamos mirando tele, contando cuentos y yo lo disfruto muchísimo, muchísimo”, confiesa Graciela.

“Me encanta ese mundo del niño creativo, que esté aventurero y curioso. Por ejemplo, a la plaza que tengo al lado de casa vamos y construimos refugios con ramas y llevó al perro. Mi nieta más chiquita mira las hormigas y me gusta que estén en contacto con la naturaleza. También les compro témperas lavables y dibujan todos los vidrios de mi casa. Son mis Frida Kahlo. Se pintan todo el cuerpo y después vamos todos a la bañadera”, dice, sobre cómo disfruta de ese tiempo con las niñas.

Con 50 años de trayectoria, Graciela Alfano asegura que no hay conflicto entre su espacio como figura del espectáculo, su abuelazgo y con quién es cuando las cámaras de apagan. “Yo tengo muy claro el límite de la fantasía y de lo que yo represento, de mi trabajo. En eso soy súper exigente. ¿Hay que ser diva? Hay que ser diva. Pero después me bajo de la diva y puedo ser madre, abuela y yo creo que eso es lo que la gente toma de mí. Muchos chicos y chicas argentinos me paran acá y me dicen que soy una inspiración. Eso me conmueve”, se sincera.

“Me conmueve porque yo creo que desde mi autenticidad, de quien yo puedo ser en el escenario y en los programas de televisión, yo tengo este papel de una diva: Graciela Alfano. Después yo soy quien soy y me gusta ser quien soy, con naturalidad, con espontaneidad, expresando con libertad mi ser, básicamente”, sintetiza, sobre su persona y personaje.

“Yo luché mucho en mi vida. Mucho, mucho y no me victimizo. Digo lo opuesto, que no hay que ponerse jamás en papel de víctima, sino en el de luchador. Te dan un obstáculo y es un desafío que uno tiene que poder con eso. Tuve muchos obstáculos en la vida y llegar en este momento, a tener estas tres criaturitas divinas que aparecieron. Ellas no saben quién soy. Vienen, te abrazan y te quieren por quién sos. Mi mensaje finalmente es nada más fácil que ser uno mismo. ¿Por qué no hacerlo fácil? Tal vez uno sea mejor aceptado. Lo que queremos todos es ser aceptados, ser queridos y siendo como somos”, concluyó, sobre su filosofía de vida.

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