La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) advirtió que la cosecha de trigo quedará ubicada en segundo lugar entre las peores de los últimos años, debido a la tardanza en la temporada de lluvias.
En su reporte, la entidad recortó su estimación para esta campaña en 800.000 toneladas, luego del magro resultado de 2022 a causa de la sequía, que arrojó un volumen de solo 11,8 millones de toneladas y representó una merma superior al 50%.
Según las estimaciones de la BCR, se espera que la producción 2023 se ubique en 13,5 millones de toneladas, lo que representa una disminución de 3,5 millones de toneladas en comparación con las primeras estimaciones de 17 millones de toneladas. Según la entidad, la caída en la producción impactará en el volumen de exportaciones e implicará una pérdida de US$ 930 millones.
“La continuidad de condiciones de sequía, que se prolongó por casi 3 años y 10 meses, no permitió la recuperación del trigo”, muestra el reporte. En este contexto, hay fuertes recortes en Santa Fe, Córdoba, Chaco y Santiago del Estero.
“Con un clima medianamente normal, la Argentina podría haber alcanzado las 17 millones de toneladas en trigo, pero la falta de agua se extendió prácticamente hasta septiembre y buena parte de octubre. Eso explica en parte que hoy estemos con una nueva baja”, aseguró Cristian Russo, jefe de Estimaciones Agrícolas de la entidad, y agregó: “Fue una decepción. Los productores sembraron pensando que iban a tener la posibilidad de hacerse fondos para la cosecha de diciembre y en la región núcleo sabemos que solo el 30% de la gente que sembró va a tener un beneficio económico”.
Mientras que en Entre Ríos y parte de la provincia de Buenos Aires, donde existe una situación “más favorable” a nivel de actividad, se observa un aumento preocupante en la propagación de enfermedades.
“En el bastión triguero del sudeste de Buenos Aires los rindes se muestran muy firmes, apuntando a un rango que va de 40 a 60 quintales por hectárea. Pero los técnicos advierten por la explosividad que están mostrando las enfermedades y temen por el efecto de la roya, mientras van haciendo tratamientos. En el centro y norte provincial hubo una recuperación pluvial, pudiendo obtenerse mejores rindes”, indicó Russo. No obstante, alertó que el oeste bonaerense “sigue necesitando de muchos milímetros” de agua.
“Lamentablemente, las lluvias se dieron después del 20 de octubre y llegaron tarde para gran parte de la región pampeana. Veníamos hablando en estos informes que lo importante era que se den lluvias a partir del 5 de octubre”, dijo Russo.
Sobre la situación en Santa Fe, el especialista afirmó: “Excepto el extremo sur, la provincia se vino abajo. Estamos hablando de rindes que nos dejan en un escenario prácticamente de desastre”. Allí, el rendimiento promedio pasó de casi 29 quintales por hectárea a solamente 21,7 quintales, lo que se traduce en una disminución de la producción de 740.000 toneladas.
En tanto, en Córdoba, dónde se sumaron 100.000 hectáreas al área de siembra, la merma de rinde también es significativo: de 22,3 quintales por hectárea a 18,5 quintales.
El informe de la BCR también resaltó que otro factor que afectó fuertemente los cultivos fueron las heladas. Del 26 al 27 de octubre se registraron temperaturas muy bajas. “Fueron muy perjudiciales porque agarraron a los cultivos muy estresados, con una falta de agua que se venía arrastrando prácticamente desde la siembra”, indicó Russo.