En algún lugar de San Francisco, Estados Unidos, Joe Biden y Xi Jinping compartirán hoy café o té. Una reunión esperada para llevar adelante una agenda de trabajo de “alto nivel” luego de las fricciones recientes.
Temas como la guerra tecnológica, la influencia de China en Corea del Norte e Irán, las relaciones con Rusia, los riesgos en Taiwán, estarán presentes, de acuerdo a los voceros que citó la prensa internacional.
¿Podría Argentina figurar en estas discusiones? Parece poco probable que la situación del país sea un tema en esta cumbre. Hay un nivel de la política vernácula que siempre imagina a la Argentina en esas mesas. No es así. Nos queda una butaca en el G-20 merced a los “buenos oficios” de Carlos Menem en los ´90.
Sin embargo, la «mesa Washington», que analiza y procesa la situación argentina para los funcionarios de la Casa Blanca, ha generado dudas sobre declaraciones de Sergio Massa y su equipo.
Este domingo, se celebrará la Segunda Vuelta electoral entre Massa y Javier Milei y cada uno a su manera dio a conocer lineamientos para las relaciones internacionales.
La propuesta de política exterior de Milei se perfila alineada con los intereses de los Estados Unidos. El trabajo lo haría Diana Mondino en la Cancillería que, actualmente, está a cargo de Santiago Cafiero.
Las relaciones entre Argentina y Estados Unidos atraviesan un momento de cautela y análisis, particularmente en lo que respecta a la figura de Sergio Massa. El embajador norteamericano, Marc Stanly, mantuvo reuniones con los integrantes de todo el arco político.
Política “pragmática”
El embajador Gustavo Martínez Pandiani, el principal asesor de Unión por la Patria, lo explica de la siguiente manera: “la política exterior de Sergio Massa es pragmática donde somos amigos de todos y satélites de nadie. Nosotros no nos metemos en conflictos globales que no nos tienen como protagonistas. Si hay un conflicto de competencia global entre Estados Unidos y China, no vamos a estar con Argentina. No vamos a estar ni con China, ni con Estados Unidos, sino que vamos a estar con Argentinas”.
Las preocupaciones en el gobierno de Joe Biden giran en torno a los crecientes intereses chinos en Argentina, abarcando temas clave como la Hidrovía, la infraestructura 5G, la política nuclear, las relaciones con Irán y la seguridad de las inversiones norteamericanas en el país. Un lugar destacado ocupa la base china de alcance militar en territorio argentino.
La Hidrovía Paraguay-Paraná, vital para el comercio sudamericano, es un punto estratégico para EE. UU., que vigila cualquier influencia extranjera, especialmente china. La participación en proyectos de infraestructura, como la Hidrovía, se percibe como un posible desplazamiento de la influencia estadounidense en la región. Quedan licitaciones a tiro de decreto.
En el ámbito de la tecnología 5G, la resolución argentina abrió grieta en Washington. La administración Biden, que ha mostrado reservas hacia la tecnología 5G desarrollada por empresas chinas como Huawei, observa con preocupación la apertura a esta tecnología, temiendo por la seguridad de la información y la posible dependencia tecnológica de China.
La política nuclear de Argentina también está en el radar de Estados Unidos. Con el avance en la construcción de reactores nucleares y la colaboración con China en este campo, surgen interrogantes sobre el equilibrio geopolítico en la región y la adherencia a los estándares internacionales de seguridad y no proliferación.
Una misión de altísimo rango visitó en los últimos meses instalaciones argentinas en la provincia de Buenos Aires, y fueron recibidos por personal de seguridad y protocolo.
Las relaciones de Argentina con Irán son otro aspecto que genera desconfianza en Estados Unidos. La historia del kirchnerismo son parte de la historia. Cristina Kirchner promovió una Comisión de la Verdad para esclarecer el atentado a la AMIA cuando la justicia argentina ya realizó la investigación.
Y en las últimas horas, el embajador Martínez Pandiani volvió con la misma idea para que se discuta justicia en los BRICS.