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La trama detrás de la operación de cabeza de Maradona y por qué Luque se adjudicó una cirugía que no hizo

Tal como se esperaba, el juicio por la muerte de Maradona que se desarrolla en el TOC Nº 3 de San Isidro revela, audiencia tras audiencia, nuevos secretos de la vida del máximo ídolo del fútbol argentino que gran parte de la sociedad desconocía. Hasta ahora. Uno de los más rimbombantes tiene que ver con aquella alarmante operación de cabeza a […]

Tal como se esperaba, el juicio por la muerte de Maradona que se desarrolla en el TOC Nº 3 de San Isidro revela, audiencia tras audiencia, nuevos secretos de la vida del máximo ídolo del fútbol argentino que gran parte de la sociedad desconocía. Hasta ahora.

Uno de los más rimbombantes tiene que ver con aquella alarmante operación de cabeza a la que Diego fue sometido a principios de noviembre de 2020, apenas 22 días antes de fallecer.

La cirugía por un hematoma subdural fue en la Clínica Olivos, donde se montó un operativo especial para intervenirlo quirúrgicamente, mientras afuera había cientos de fanáticos que rezaban por él, junto a una guardia periodística que esperaba informar una buena noticia.

Adentro de la clínica estaban los familiares y su neurólogo y médico de cabecera, Leopoldo Luque, quien tras la operación posteó la famosa foto de Maradona con una venda en la cabeza y comunicó que todo había salido bien.

Luque se adjudicó esa intervención y popularmente siempre se creyó que él había sido el “héroe” en aquella nueva crisis de salud del Diez. Sin embargo, todo fue una puesta en escena: el neurocirujano -ahora imputado- nunca participó de esa operación. Y para entender los motivos, hay que contar el episodio desde el principio. Una aclaración: para la Justicia este hecho no fue determinante en el posterior fallecimiento.
"Solo te pido una gambeta«Solo te pido una gambeta más», el pedido de los fanáticos a Diego durante la operación

Menos de una semana antes de la cirugía, Maradona había celebrado su cumpleaños N°60 en la cancha de Gimnasia de La Plata y se lo había visto físicamente deteriorado.

Horas después fue sometido a una serie de análisis clínicos de rutina donde le descubrieron un hematoma subdural en la cabeza. Su entorno dijo que había que operarlo con urgencia, por lo que el día de la cirugía se vivió un clima de tensión y preocupación por su salud.

Acá está el primer secreto revelado de ese episodio: según relataron varios testigos en el debate oral, esa lesión que el Diez tenía en la cabeza no era de gravedad ni necesitaba ser operada, tal como todos creímos. Así lo dijeron en su testimonio los propios médicos que le descubrieron la lesión a Maradona en la clínica Ipensa de La Plata.

El jefe de neurología del sanatorio, Guillermo Burry, afirmó que con medicamentos podía desaparecer y que operarlo a Diego era un riesgo. “El hematoma era pequeño, leve. Para mí, no había emergencia. Como jefe del área definí que en el sanatorio Ipensa no se iba a operar a ese paciente. Para nosotros no era el momento porque había otras prioridades y él no estaba compensado”, aseguró ante los jueces.

A diferencia suya, cuando Luque tomó conocimiento de lo sucedido decidió que sí había que operarlo. Y, ante la negativa de la clínica para intervenirlo allí, optó por trasladarlo a la Clínica Olivos, en el partido de Vicente López.

Los familiares de Maradona, puntualmente sus hijas, solo supieron que a Diego había que intervenirlo, sin más opción. Dalma y Jana coincidieron en sus declaraciones al decir que a “Luque le creían porque era el médico de su papá” y no sospechaban de que quisiera hacerle mal.

Sin embargo, en la antesala a la cirugía, el entorno cercano de Maradona se opuso a que el médico de cabecera fuera quien lo operara. Dalma dijo que, tanto a ella como a Gianinna, no les daba confianza. La misma postura habría adoptado Claudia y la gente de confianza del Diez, según mencionaron en las audiencias.

A contrarreloj, todos se pusieron en búsqueda del “mejor equipo de neurocirugía del país”. Mientras, Luque insistía con intervenirlo él: se peleó, discutió y hasta se mostró “muy afectado y angustiado” por pensar que probablemente no lo fuera a hacer.

“Entró como en una crisis”, describió un testigo sobre la actitud del neurocirujano. No obstante, el ahora imputado tenía un gran respaldo y era que el propio Diego Maradona quería que él lo operara. “A mí me va a operar Luque”, ordenó el astro del fútbol antes de entrar a la sala de operación.

Oponerse a la voluntad de Diego en ese momento no era lo mejor, por eso le dijeron que sí. Pero tras bambalinas la decisión ya estaba tomada: había otro médico designado y Luque ya había sido advertido de que no podía tocarle “ni un pelo” al Diez.

Antes de que Diego se fuera en la camilla, Luque entró en una crisis de nervios. “Le acariciaba la mano, se arrodilló y se puso a llorar. Había muchos sentimientos entre ellos”, relató un testigo en el juicio.

“Maradona se fue creyendo que lo iba a operar Luque y volvió pensando eso”, afirmaron reiteradas veces en el debate oral. El neurocirujano, si bien no intervino, sí presenció todo el procedimiento. El que lo operó finalmente fue Pablo Augusto Rubino.

Cuando todo terminó, le pidieron al imputado que, por el bien de Diego -y por su propio ego-, saliera él a hablar y a dar la noticia. Luque no lo dudó: salió de la Clínica Olivos, se paró ante las cámaras y dijo que la cirugía había sido exitosa. A su lado estaba Rodolfo Benvenutti, el médico encargado de supervisar que Leopoldo no lo tocara a Maradona en la cirugía.

Horas después, la famosa foto que recorrió el mundo: el neurocirujano de Maradona con el astro del fútbol mundial recién salido del quirófano y una venda en la cabeza.

A los pocos días, los familiares del Diez se reunieron para definir dónde Diego continuaría su rehabilitación. Luque le recomendó a las hijas que lo mejor sería una internación domiciliaria, la cual finalmente se llevó a cabo en una casa de Tigre, donde semanas después murió.

Para la Justicia, la operación de Diego no tiene relación directa con su muerte. Por lo tanto, el juicio se centra en dilucidar qué ocurrió en los días entre la externación de la Clínica Olivos y el fallecimiento. Están imputados Luque, la psiquiatra Agustina Cosachov, el psicólogo Carlos Díaz, el enfermero Ricardo Almirón y su jefe, Mariano Perroni: el médico clínico Pedro Di Spagna y la coordinadora de la prepaga Nancy Forlini.

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