En el Día del Canillita, Juan José Vázquez llegó inesperadamente a los estudios de Radio 7. Este canillita, con más de 24 años de experiencia en las calles de Neuquén, compartió anécdotas y reflexiones de una vida marcada por el trabajo y el sacrificio. Para muchos, Juan José es el rostro familiar que cada día entrega el diario con una sonrisa y una palabra amable, aunque el oficio y su vida han cambiado significativamente a lo largo de los años. “Me agarraron de sorpresa”, confesó entre risas al comienzo de la entrevista, sorprendido y emocionado por el inesperado homenaje.
De la escuela a las chacras y a la vida de canillita
Desde temprana edad, Juan José descubrió el valor del trabajo. “Me escapé de la escuela en tercer grado porque no quería estudiar”, contó, recordando que a los 9 años ya trabajaba en las chacras de Roca. Sin la supervisión de su madre, que trabajaba en un restaurante, se subía a una Rastrojero junto a otros niños para ir a las chacras, donde recolectaban manzanas y limpiaban acequias. “Era el trabajo duro que me enseñó a seguir adelante”, relató, señalando cómo esas experiencias marcaron su carácter.
Cuando creció, la vida lo llevó a Comodoro Rivadavia, donde trabajó en la construcción. “En Comodoro me enseñaron lo que es el trabajo”, dice con una mezcla de nostalgia y orgullo. No obstante, su destino estaba en Neuquén, a donde regresó para dedicarse a la venta de diarios. En sus primeras semanas en la ciudad, intentó vender en varias esquinas hasta que encontró su lugar en Combate San Lorenzo y San Martín, donde desde entonces se ha convertido en una figura reconocida y querida por los vecinos.
Una rutina que se repite cada día
Desde hace más de dos décadas, Juan José comienza sus días antes del amanecer. “A las 5 de la mañana ya estoy en la esquina”, cuenta, donde entrega los diarios a sus clientes regulares, aquellos que le pagan mensualmente o que pasan a buscar el diario antes de ir a trabajar. La venta de diarios ha cambiado drásticamente, admite, y hoy “mucha gente lee en digital”, lo que ha reducido sus ingresos. Sin embargo, él sigue adelante. “Tengo mis clientes de siempre, los que vienen a buscar el diario, y otros que prefieren pagarme por Mercado Pago para no tener que esperar en la esquina”.
A pesar de la disminución en la venta de diarios en papel, Juan José encuentra formas de mantenerse activo. Además de los diarios, también vende pan casero, sándwiches y otros productos que elabora él mismo. “A la gente le gusta el pan que hago, especialmente el de chicharrón”, dice, y su dedicación lo ha ayudado a fidelizar a sus clientes, quienes ya conocen su calidad y lo apoyan comprándole regularmente.
Un accidente que marcó su vida, pero no detuvo su espíritu
En 2018, mientras iba por la calle San Martín, Juan José sufrió un accidente de tránsito que dejó secuelas permanentes. Fue atropellado por un auto, y como resultado, tiene una discapacidad en la mano izquierda, además de haber sufrido fracturas en la pierna, costillas y cadera. Este golpe no fue solo físico, sino también emocional. Sin embargo, él decidió que esto no sería el final de su camino. “Un amigo me dijo que no me dejara caer, que siguiera adelante”, recuerda con emoción. Y así lo hizo: a pesar del dolor y las limitaciones, continuó en su esquina, entregando los diarios y saliendo a la calle con la misma determinación.
Gracias a la ayuda de profesionales médicos y trámites administrativos, Juan José logró acceder a una pensión que le da cierta seguridad económica. “Tuve que ir varias veces al hospital para tramitar todo, pero al final, logré que me la dieran”. Hoy, este apoyo le permite continuar trabajando, no solo en la venta de diarios sino también en otros proyectos que le apasionan, como la venta de pan casero.
El impacto de la tecnología en su oficio
“Hoy en día, muchos prefieren leer en digital”, dice Juan José con un tono reflexivo, consciente de que el papel ha perdido su lugar en el mundo moderno. Sin embargo, él sigue creyendo en el valor de los medios impresos y lamenta que “el papel esté casi al borde de desaparecer”. A pesar de esto, mantiene su compromiso con los clientes fieles, aquellos que prefieren el diario en papel y que encuentran en él a un amigo que los acompaña cada mañana.
Reflexiona sobre cómo la tecnología ha cambiado las cosas. “Los jóvenes prefieren la pantalla, pero no se dan cuenta de que leer en digital cansa la vista”. Su voz tiene un matiz de nostalgia al recordar la época en la que el diario de papel era la única manera de informarse. Hoy, aunque la venta ha disminuido notablemente, él se adapta a los tiempos modernos y sigue entregando el diario con la misma pasión de siempre.
El cariño de los vecinos y el rol de la comunidad
En la esquina de Combate San Lorenzo y San Martín, Juan José no solo es un vendedor; es un vecino querido, alguien a quien muchos buscan para charlar y saludar. “Aprecio a la gente que me saluda todos los días, son gente hermosa”, dice con una sonrisa. Sus clientes lo conocen, no solo por los diarios, sino también por su trato amable y su disposición para ayudar. Algunos lo describen como una persona que “alegra la vida” con su saludo y su energía contagiosa.
La vida de un canillita en una época de cambio
El oficio de canillita ha sido su vida, pero Juan José no se queda quieto. Además de los diarios y el pan, busca siempre nuevas formas de mantenerse activo. “A mi edad, ya tengo 61 años, pero sigo adelante”, afirma con orgullo. Su historia es una mezcla de anécdotas, sacrificios y resiliencia, y a pesar de los cambios y las dificultades, sigue levantándose cada día para continuar en su rincón, ofreciendo una sonrisa a quienes pasan por allí.
Una despedida llena de gratitud
Al finalizar la entrevista, Juan José recibió una ola de mensajes de cariño y respeto por parte de los oyentes. Muchos recordaron los días en los que él era parte de su rutina diaria y le enviaron saludos y felicitaciones. “Gracias a todos por sus saludos”, dijo emocionado, y mandó un mensaje especial a sus colegas canillitas: “Que tengan un hermoso día, celebremos hoy, pero mañana nos toca trabajar”.
Para Juan José Vázquez, ser canillita es más que un trabajo, es una forma de vida. Su historia representa el esfuerzo de quienes, a pesar de los cambios, siguen adelante con dignidad y entrega. En su rincón de Neuquén, él continúa siendo una parte fundamental de la comunidad, recordándonos la importancia de la perseverancia y el valor de las cosas simples.