El «Programa de Investigación Ballena Franca Austral» logró armar, mediante la técnica de fotoidentificación, el «árbol genealógico» de una familia de ballenas que desde hace al menos 50 años frecuenta los golfos de Península Valdés, sobre el extremo noreste del Chubut.
La novedad fue informada en la página oficial del Instituto de Conservación de Ballenas (ICB) tras la investigación de los archivos fotográficos que tiene el programa tomando como base la aparición de «Paciencia», que nadaba con su cría en el Golfo San José sobre fines del año pasado.
Paciencia es «bisnieta» de la ballena que fue identificada en 1973 con el número 71.
A su vez «la 71» es madre de Antonia y ésta de Antonio y Docksider, de donde surgió la otra camada de ballenas que fueron registradas como Espuma, Luna y Paciencia.
Esta última fue observada en 2019 con su hijo Aconcagua y hace unos meses con otra cría, es decir «tataranietos» de la primera anotada en el padrón fotográfico en 1973 por el investigador Roger Payne, pionero en ese campo.
«Gracias a este reencuentro con Paciencia, pudimos saber que la familia de la ballena N° 71 sigue creciendo ya que se encontraba en el Golfo San José con cría, acompañada por un hermoso ballenato morfo gris», se describe en la página oficial del ICB.
En el informe se destaca la experiencia que compartió la bióloga Camila Muñoz Moreda al momento del hallazgo de Paciencia.
«A partir de las fotografías comenzamos la búsqueda en el catálogo de fotoidentificación, para comparar la ballena avistada en el Golfo San José con las imágenes. Al hacer el ‘identikit’, comparando el detalle del patrón de callosidades y de las manchas dorsales entre las fotos del catálogo y las recientemente tomadas, todo coincidió a la perfección», indicó Moreda.
Estaban ante la presencia de la «bisnieta» de la ballena 71 registrada hace 50 años y a su vez con cría.
Luego de confirmar la coincidencia, la búsqueda del equipo de fotoidentificación continuó hacia las imágenes tomadas durante el relevamiento aéreo realizado el 31 de agosto y el 2 de septiembre de 2022, en el que también se pudo confirmar la presencia de Paciencia junto a su cría en cercanías de Punta Buenos Aires, en la boca del Golfo San José.
Con este registro se pudo estimar que Paciencia estuvo, al menos, 82 días en las aguas de Península Valdés.
Un dato llamativo es que tanto su cría parida en 2019 como su hermana que nació en 2022 son de coloración morfo gris, lo que aparece frecuentemente en la familia de la ballena 71.
Espuma, «tío» de Paciencia, y Antonio, su «tío abuelo», son de esa coloración.
Los investigadores celebran el reencuentro con Paciencia: es una hembra de 15 años que siguió el intervalo normal de parición trianual.
A ese ejemplar se le había colocado en 2019 un dispositivo satelital en el marco del proyecto «Siguiendo ballenas».
El normal desplazamiento del ejemplar y su prolífica vida demuestra que el dispositivo satelital no altera el ciclo reproductivo y que regresan a las aguas de Península Valdés para traer nuevas crías a esta población, se indicó.