El caso del soldado voluntario Pablo Gabriel Jesús Córdoba, quien fue hallado muerto con dos disparos en diferentes lugares de la cabeza en el Grupo de Artillería 16 de Zapala, presenta interrogantes sobre la forma en que ocurrieron los disparos y la manipulación del arma involucrada, un fusil FAL.
Se reveló que el fusil FAL que Córdoba portaba no tenía la capacidad de recargar automáticamente una munición después de cada disparo, y que esto debía realizarse de forma manual. Esta particularidad aumenta las incógnitas en torno a la posibilidad de que el joven se haya disparado dos veces a sí mismo.
El abogado querellante, Maximiliano Orpaniessi, habló con Canal 7 y se refirió al tema. «Uno de los pedidos más importantes es la ampliación de la autopsia y entendemos que será a fines de este mes. Además, somos muy críticos con los plazos que lleva la investigación debido a la lentitud», expresó.
La investigación también señaló que la manipulación del arma fue normal y que el cargador encajaba correctamente, sin defectos que pudieran causar una expulsión accidental. Córdoba fue encontrado en el suelo, herido de gravedad, con el fusil sobre su cuerpo o a una distancia de aproximadamente 90 centímetros, y el cargador cerca de una de sus piernas. La ubicación del cargador y el fusil en relación con su cuerpo aún no tiene una explicación clara.
Además, se menciona que no se encontraron huellas digitales compatibles con las personas que habrían manipulado el arma. Esto añade más misterio al caso.
La autopsia realizada al joven no ha establecido el calibre de los disparos en la cabeza. El caso sigue siendo objeto de investigación, y las contradicciones en los testimonios y las circunstancias en torno a su muerte generaron interrogantes sobre la verdadera causa de su fallecimiento.