En Argentina, la denuncia involucra a 43 exnumerarias auxiliares de la organización que aseguraron no sólo haber trabajado por décadas sin ningún tipo de paga, sino haber sido obligadas a autoflagelarse, engañadas, privadas de su libertad, del contacto con sus afectos y de su documentación, habiendo comenzado esta situación cuando todavía eran menores de edad.
En julio pasado el papa Francisco decidió aumentar los controles sobre el Opus Dei, al ingresar a la institución por decreto en el organigrama de la Curia romana para que de manera obligatoria presente un informe anual de sus actividades.
El conversatorio en Diputados fue organizado por los legisladores del Frente de Todos, Mónica Macha y Eduardo Valdés.
Macha destacó el encuentro «porque acá empieza a ser un pequeño acto de justicia. Es importante que esta discusión llegue a ámbitos como el Congreso; y en ese sentido hemos presentado un proyecto de pedido de informes a Relaciones Exteriores y Culto sobre la situación de estas 43 mujeres”.
La diputada lamentó «la explotación laboral, la trata, el engaño para llevar a esas adolescentes a esa situación».
Eduardo Valdés, en tanto, apuntó: «Hoy se cumplen 10 años de la asunción de Francisco, y si hay un lugar donde yo tendría que estar hoy es aquí. Porque creo que honrar las palabras que se dicen es efectivizar en la práctica las injusticias que ustedes han padecido».
«Trabajaré en todo lo que sea necesario, ya que muchos pretenden que este tema se apague, porque el poder que está enfrente es muy fuerte. Por eso vale mucho esta convocatoria que tiene como siguientes objetivos llevar el tema a la comisión de Relaciones Exteriores o al recinto».
Entre las víctimas, Lucía Giménez Miskinich, captada a los 15 años durante 18 años, contó que “la macana más grande es que vos no podés hablar con la compañera que está al lado tuyo, porque todas estábamos captadas de la misma manera».
«Te controlaban todo, por eso el trabajo era con horario y tan exigido. Entonces te quedaba la cabeza muerta, no podías ni pensar», remarcó.
Agregó que le preguntan por qué no se había ido del lugar y explicó que «no entienden que a vos te engañaron, te manipularon, te quebrajaron todo, tu espíritu, tu emoción, tu alma, todo».
A su turno, Elisa Carmona, captada a los 14 años y durante 15 años, narró que «todas las semanas tenía que hablar con alguien y contarle cómo me iba, si rezaba el Rosario, si tenía malos pensamientos, además de confesarme. Todo era control».
«Me pasó algo muy duro. Me decían que mi papá estaba enfermo. Me llegó por una carta, ya que él tenía problemas del corazón. Quería ir a verlo», añadió. Y manifestó: «Después de una semana salí, y en el camino una señora que conocía me dice, ‘tu papá tuvo un derrame cerebral’, y yo preguntaba cómo estaba y me dice ‘tu papa murió». «Yo tenía incorporado que todo pasaba por voluntad de Dios, y en ese momento lo acepté y no derramé una lágrima».
«Me enteré que mis hermanos me habían escrito contándome lo grave que estaba papá, y ahí decía que él quería verme. También me ocultaron que mis hermanos me habían mandado un telegrama, que tampoco me llegó», concluyó.
Por último, la periodista e investigadora sobre las acciones del Opus Dei, Paula Bistagnino, explicó que «a partir de las entrevistas» observó que «es un sistema, una matriz de una institución que está respaldada por la Iglesia Católica que se aprovechó de la espalda de la misma».
En cuanto a los dos proyectos de ley mencionados, el primero, de resolución, dispone que el Estado Argentino, a través de la Cancillería pida explicaciones al Opus Dei sobre su modalidad de funcionamiento en el país y las 43 exnumerarias que denunciaron en el Vaticano haber sido reducidas a la servidumbre por la organización.
Un segundo proyecto de resolución propone que el Congreso Nacional exprese “su preocupación por la situación” de estas mujeres que “han denunciado a la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei”, y que habría ocurrido en instituciones que la obra tiene en el país, entre 1976 y 2016. (Télam)