«Cada uno de los países tiene sus propias estrategias, las hemos conversado y las hemos compartido y la idea es generar planes y protocolos regionales», explicó en conferencia de prensa el ministro de Gobernación anfitrión, David Napoleón Barrientos.

Barrientos detalló que tareas comunes tendrán cuatro ejes: el control a los grupos de narcotráfico; el combate a las pandillas o «maras»; la ciberseguridad y la atención a los flujos migratorios que buscan llegar a Estados Unidos.

Por su lado, el ministro de Justicia y Seguridad Pública de El Salvador, Gustavo Villatoro, agregó que «cada país» de la región debe acoplar las medidas contra el crimen de acuerdo con sus realidades, pero destacó la experiencia que su gobierno lleva en la «guerra» contra las pandillas.

«Estamos ganando la guerra. Hemos desarticulado por completo la actividad de esta corporación criminal terrorista. Lo que hemos logrado en El Salvador está a disposición de todos los países», agregó Villatoro, que reveló que además pretenden repatriar a los pandilleros que huyeron de El Salvador, según la agencia de noticias AFP.

El Salvador mantiene desde marzo del año pasado un régimen de excepción -que extiende cada vez que termina- que permite detenciones sin orden judicial, medida criticada por organizaciones de derechos humanos por las arbitrariedades que conlleva.

La «cruzada» contra las pandillas ya permitió la detención de casi 63.000 personas y el martes el presidente Nayib Bukele presentó una megacárcel para recluir a 40.000 presuntos integrantes de las “maras”.

A su turno, el subsecretario de Seguridad y Protección de México, Luis Rodríguez Bucio, advirtió que “como el crimen es transnacional, es preciso estar también muy coordinados”. “Hay que saber quién nos contesta el teléfono cuando llamamos a otro país», graficó el funcionario azteca.

Del encuentro participaron ministros y delegados de México, Belice, Guatemala, El Salvador, Honduras, Costa Rica y República Dominicana. La próxima reunión de seguimiento será en seis meses.

El año pasado, la violencia criminal en Centroamérica dejó 9.737 muertes, una cifra apenas inferior a la de 2021, cuando hubo 10.487.