La demanda de productos de consumo masivo por parte de paraguayos, uruguayos y bolivianos en las zonas fronterizas experimentó un fuerte crecimiento, impulsada por la elevada cotización del dólar blue, según un estudio de la consultora Nielsen.
Los extranjeros llegan al país atraídos por la diferencia de precios con respecto a sus naciones de origen.
En 2022, las ventas de productos masivos (alimentos, bebidas, tocador y limpieza) crecieron 4,6% «impulsado por el interior del país», de acuerdo con el reporte.
Nielsen midió la evolución de las ventas en 5 localidades limítrofes y en todas encontró porcentajes de aumento muy por arriba del promedio nacional: en sucursales de Clorinda, Formosa (33%); las misioneras Iguazú (120%) y Posadas (16%); Concordia (13%) y Gualeguaychú (27%), ambas de Entre Ríos.
La diferencia de precios existe desde que hay brecha. Lo novedoso ahora es que después de la pandemia se profundizó con el rebrote inflacionario en muchos países de la región, que produjo un encarecimiento generalizado», dijo Javier González, analista de Nielsen.
A diferencia de otras épocas, los visitantes extranjeros no vienen a comprar bienes durables, indumentaria, calzado o la clásica campera de cuero, sino que apuntan a productos de consumo básico, como aceite, harina, vinos, detergente o suavizantes para la ropa, carne y leche.
Están los que aprovechan la cercanía para efectuar las compras familiares (consumidores finales) y los pequeños comerciantes que se abastecen en una Argentina que es barata en dólares.
La compra de esos bienes se sumó a la decisión de llenar el tanque de autos y combis por el bajo valor del combustible local para los extranjeros.
El diferencial de precios promedio oscila entre 30 y 41%, según el producto, el tipo de compra y el formato de la sucursal.
La brecha es mucho mayor con los productos que integran el programa Precios Justos, instalada para combatir a la inflación.
En los puntos fronterizos coexisten los grandes supermercados, mayoristas y las cadenas regionales, todos beneficiados por el «consumo extranjero».
El cliente paraguayo generalmente compra en cantidad (directamente va al mayorista) y paga en efectivo.
El brasileño apunta más a productos de alta gama (vinos premium, cortes de carne envasados, bebidas alcohólicas y destilados y pañales) y paga con tarjeta de crédito.
Los compradores llegan de ciudades como Encarnación (Paraguay) y Ciudad del Este (Brasil).
En el mayorista, los clientes paraguayos representan entre el 30 y 40% del total de las ventas. Lo más demandado es el aceite de girasol y la harina, que en los países de origen cuestan entre 2 o tres veces más.
Por lo general, hacen fila media hora antes de la apertura de la tienda y llenan un changuito o dos, la que abonan luego de vender dólares a la cotización del blue, que en el interior cotiza unos 10 pesos por encima de la city porteña.
Los brasileños, en cambio, enfilan directamente para el hipermercado porque ya saben lo que van a comprar y ni siquiera miran el precio: descuentan que están más baratos que en su país.
En Concordia y Gualeguaychú, los uruguayos compran de todo, en especial productos frescos. Llegan con valijas y desarman el packaging de sábanas, por ejemplo.
Lo que se observa en Posadas son grupos organizados de compra. Se dividen tareas para visitar supermercados, mayoristas y comercios para comparar precios. Entonces avisa y se coordinan para evitar eventuales topes a las cantidades. Han llegado a entrar hasta 20 autos juntos para llevarse lo máximo posible.
En esa ciudad misionera, lo más vendido son gaseosas (es algo más reciente), aceite, harina y productos de limpieza y tocador de marcas reconocidas, como Skip, Magistral, Cif, Rexona y Axe.
Sobre Clorinda (vecina de Paraguay), la afluencia de público es mucho mayor. Hay presencia de pequeños comerciantes, más que nada para comprar bebidas, pero también vienen muchas familias que hacen sus compras habituales. La mayoría paga en efectivo. (NA)