Gustavo Zorzoli, miembro de ‘Argentinos por la Educación’, sostuvo que solo un experto en la materia puede “decidir” lo que se lee en la escuela. Además, indicó que hoy se accede a “información sexual por internet“ sin la supervisión de los padres.
Gustavo Zorzoli, miembro de la organización civil ‘Argentinos por la Educación’, sostuvo, tras la divulgación de fragmentos de alto contenido sexual que están incluidos en textos de escuelas bonaerenses, que «si los libros están mediados por un docente”, no debería haber problemas en su lectura.
En declaraciones a Radio Splendid, indicó que solo especialistas en la materia pueden “decidir” qué literatura se lee en las escuelas; en la misma línea, destacó que en la actualidad la búsqueda sobre información sexual en internet, por parte de los adolescentes, es muy accesible y en muchos casos no cuenta con la supervisión de los adultos responsables.
«La literatura tiene un amplio contenido y varias miradas. Decidir sobre lo que se puede leer o no en una escuela es un tema que no admite opinión, si no se es un experto«, afirmó Zorzoli, que también es docente de la Facultad de Ciencias Económicas (FCE) y Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la Universidad de Buenos Aires.
Paralelamente, indicó que si los textos son supervisados por un docente que “tiene las herramientas necesarias” para llevar adelante un programa que contenga esa bibliografía, “no debería haber ningún problema«.
Esta postura está alineada con las expresiones que tuvo ayer el director general de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires, Alberto Sileoni, quien señaló que, los libros a los que se hace referencia, no están destinados a “educación sexual”, sino que pertenecen “a una colección de literatura”.
“No son libros para los estudiantes, son libros para las bibliotecas. Son herramientas para los docentes y los bibliotecarios. No se obliga a los estudiantes a leerlos”, indicó el funcionario.
Para finalizar, Zorzoli, planteó una situación preocupante y que tiene que ver con la desregulación de internet y el fácil acceso por parte de los menores de edad a temas relacionados con la sexualidad, en el sentido más amplio del término.
“Los jóvenes acceden a cualquier tipo de información sexual mediante internet y la mayoría lo hace sin la supervisión de los padres», concluyó.