El Banco Central perderá reservas por unos US$ 3.000 millones en el invierno, admitió el titular del BCRA, Santiago Bausili.
Fue una de las precisiones que brindó en la sorpresiva conferencia de prensa del viernes junto al ministro de Economía, Luis Caputo, para rechazar de plano una nueva devaluación, ratificar el ritmo de depreciación del peso al 2% mensual y defender el esquema 80/20 para que los exportadores liquiden una parte de sus divisas por el contado con liqui.
La idea era transmitir certezas, pero el resultado fue magro, al menos por ahora: el contado con liqui se fue a los $1.400, el blue superó esa barrera, los bonos cayeron y el riesgo país está por encima de los 1.500 puntos.
En primer lugar, la baja de tasas abarató los préstamos y estimulado los créditos en pesos, lo que llevó a algunos exportadores a financiarse en moneda local en lugar de dólares. Esta inversión de incentivos afectó la oferta de divisas en el MULC.
En este contexto, el BCRA continuó vendiendo dólares en el mercado, finalizando junio con un saldo negativo. A pesar de una mayor liquidación del agro, la oferta de divisas sigue sin mostrar signos de mejora debido a la pérdida de competitividad cambiaria y otros factores estacionales.
A ese sumaron cuestionamientos de bancos de inversión que tienen influencia en Wall Street, alertando sobre el atraso del tipo de cambio.
En junio, el BCRA perdió US$ 85 millones y en los meses del invierno deberá ceder a un ritmo de US$ 1.000 millones mensuales, admitió Bausili.
Tampoco es un secreto en el mercado que el influyente director para el Hemisferio Occidental del FMI, el chileno Rodrido Valdés, tiene diferencias de fondo con Caputo. Hasta hay versiones en el mercado sosteniendo que el ministro de Economía habría hecho llegar esas prevenciones a la conducción del Fondo Monetario, algo que de haber ocurrido constituiría un hecho casi escandaloso en la relación con el organismo.
Por las dudas, Caputo dijo que hay una sintonía total con el organismo y puso como ejemplo el último reporte divulgado por el FMI. Pero lo que más preocupa al equipo económico es el aumento sostenido en la demanda de divisas de los últimos días.
Es que la sostenida baja de tasas abarató los préstamos y muchos productores agropecuarios en lugar de vender sus dólares optaron por tomar créditos. Esto también contribuyó a que haya menor liquidación de divisas.
Bausili explicó que el adelantamiento de las bajas temperaturas también jugó un rol clave, porque se necesitó de más divisas para saldar las importaciones de gas, mientras que el pico de las liquidaciones del agro ya concluyó.
La demanda de divisas viene mostrando crecimiento en las últimas semanas producto de las importaciones de energía.
De esta manera, los analistas apuntaron que el menor atractivo del carry trade dada la baja de tasas y una brecha cambiaria mayor, trastocaron los incentivos. De esta forma, por primera vez en junio confluyeron una oferta de divisas declinante y una demanda creciente, obligando al BCRA a desprenderse de divisas para satisfacer las necesidades del mercado de cambios.
Para el banco de inversión Barclays, la Argentina afronta otra vez una “trampa cambiaria”, con apreciación de pesos por encima de los niveles aconsejables.
En Wall Street consideran que el país enderezará el rumbo, pero advierten que no hay mucho tiempo para hacerlo. “Encarar una corrección a destiempo, tampoco serviría”, señalan.
Los economistas del Bank of América, en tanto, advirtieron que el tipo de cambio está «bajo presión» y cuestionaron la «lenta devaluación» del 2% mensual.
Existen advertencias, además, sobre el impacto que tendrá sobre las cuentas públicas la reducción del impuesto PAIS, prometida por Caputo para septiembre.
Uno de los cuestionamientos esgrimidos por los analistas es que mientras el contado con liqui subió 43% en el año y el blue 40%, la inflación del primer semestre rondó el 80%, el doble. “Eso es atraso cambiario, se mire como se mire, y perjudica cualquier señal de confianza”, sostuvo un operador todo terreno de la Bolsa porteña.
En ese escenario, el riesgo país volvió a superar los 1.500 puntos, en medio de una caída de bonos muy fuerte. Esto contribuye a perjudicar la estabilización de la economía y complica las chances de que el país pueda volver al mercado de deuda en el mediano plazo.
“No nos preocupa el tipo de cambio porque no hay desequilibrio macro. Puede haber volatilidad, pero no va a haber crisis”, asegura Caputo. Pero en el mercado aseguran que el viernes se esperaban anuncios en materia cambiaria, no monetaria.
En el marco de esa incertidumbre, los inversores empiezan a abandonar colocaciones en pesos ajustadas por inflación (CER) y suben la compra de títulos atados al dólar.
La semana pasada, los fondos comunes de inversión compraron bonos ajustados por dólar por casi u$s 100.000 millones, un volumen alto, que encendió algunas luces amarillas en el equipo económico.