El último caso de un perrito atropellado y dejado a su suerte, que lamentablemente murió días después, ha reabierto el debate sobre la necesidad de acciones concretas para proteger a los animales.
En los últimos tres meses, estos rescatistas han logrado castrar a 500 animales, la mayoría de los cuales pertenecen a familias pero no cuentan con la responsabilidad necesaria para evitar la superpoblación canina en la zona. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de estas valientes mujeres, se enfrentan a numerosos desafíos, incluyendo la falta de recursos y apoyo del municipio.
La fiscalía ha escuchado las denuncias de maltrato animal presentadas por estas rescatistas, pero destacan que se requiere un mayor compromiso por parte del municipio para hacer cumplir la ordenanza existente en la zona que busca proteger a los animales y prevenir el abandono y maltrato.
«Todos los días estamos rescatando animales en condiciones terribles, muchos de ellos abandonados y heridos. Hacemos todo lo posible por cuidarlos, pero necesitamos el apoyo del Estado para poder brindarles una vida digna», afirmó una de las rescatistas.
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