
Un agente retirado de la CIA aseguró que existe un “creciente cuerpo de evidencia” que indica que Adolf Hitler fingió su propia muerte en Alemania en 1945 y escapó a la Argentina, donde sus seguidores intentaron “reiniciar” su imperio nazi fallido. Esta versión se contradice con la historia oficial, que indica que el dictador se suicidio en 1945 junto a su pareja, Eva Braun.
Bob Baer trabajó durante 21 años como espía para la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos y actualmente espera una serie de documentos que podrían revelar posibles vínculos entre el dictador y el gobierno argentino, que -según sus sospechas- habría estado “escondiéndolo”.
El gobierno argentino anunció recientemente que desclasificará archivos relacionados a los nazis que se refugiaron en la Argentina. Este exagente de 72 años cree que esos documentos podrían revelar los esfuerzos por construir un Cuarto Reich en Sudamérica, según reprodujo Daily Mail. Baer también vinculó a oficiales argentinos en el apoyo a los nazis y en esquemas de lavado de dinero.
En el informe publicado el pasado domingo, Baer apuntó a la participación del gobierno de Juan Domingo Perón en la construcción de un posible refugio para criminales nazis en Misiones, descubierto en 2015 cerca de las ruinas jesuíticas. También destacó el respaldo del presidente a un proyecto de fusión nuclear encabezado por un científico nazi en la Isla Huemul.
En diálogo con el medio británico, aseguró: “Se gastó mucho dinero en un complejo con plomería y electricidad en el medio de la nada”. Y agregó: “Si fueras a esconder a Hitler, allí es donde lo harías”.
Los historiadores concuerdan en que Hitler y su pareja, Eva Braun, se suicidaron el 30 de abril de 1945 en el Führerbunker de Berlín, mientras las fuerzas soviéticas avanzaban sobre la ciudad. Los restos fueron descubiertos entre el 4 y el 5 de mayo, según la versión consultada.
En un principio, los médicos que hicieron las autopsias encontraron restos de cianuro y concluyeron que ambos se habían envenenado, aunque los testigos afirmaban que el dictador había usado una pistola.
En abril del 2000, Moscú realizó una gran exposición de sus archivos secretos. Como parte del evento, exhibió un fragmento del cráneo de Hitler, perforado por una bala y parcialmente quemado. Uno de los curadores de la muestra, Alexei Litvin, reconoció que nunca se habían hecho pruebas de ADN.
Ocho años después, Nick Bellantoni, profesor de Arqueología en la Universidad de Connecticut, descartó que los restos correspondieran al dictador, luego de tomar una muestra del cráneo. Según sus pruebas, los restos pertenecían a una mujer de entre 20 y 40 años. En tanto, los rusos desconocieron al profesor.
En 2016 entró en escena el doctor Philippe Charlier, un médico forense, arqueólogo y antropólogo francés, quien colaboró con un proyecto que buscaba acceder a los archivos rusos y poner fin a las especulaciones sobre la muerte de Hitler.

Tras examinar el cráneo y las piezas dentales, llegó a conclusiones distintas a las de Bellantoni: “Todos estos análisis confirman que los restos examinados son los de Adolf Hitler, que murió en Berlín en 1945. Y esto destruye todas las teorías de la supervivencia de este individuo”.
Para Baer, esta confusión es “uno de esos grandes misterios en la historia para los que nunca habrá una respuesta completa”.
La versión del posible escape de Hitler a Sudamérica no es nueva. De hecho, recientemente se reavivó el debate a partir de un documento secreto vinculado al asesinato de John F. Kennedy que hablaba de la posible supervivencia del líder del Tercer Reich en Colombia y Argentina. Este tipo de versiones contratan con la tradición académica y el trabajo de historiadores de prestigio que analizan la cuestión hace varios años.
Los archivos secretos que podrían tener alguna respuesta
El gobierno argentino desclasificó y envió al Centro Simon Wiesenthal los archivos sobre los jerarcas nazis que escaparon a Argentina. Esta medida responde a una solicitud del senador estadounidense Chuck Grassley, miembro del Comité Judicial del Senado, para que las autoridades locales colaboren en su investigación.
“La Argentina, en su momento, se transformó en una guarida de nazis. Acá vivieron jerarcas nazis como Mengele, como Priebke, como Eichmann. Se calcula que alrededor de 5000 nazis pueden haber transitado por la República Argentina entre el 45 y el 55″, aseguró el titular de Defensa, Luis Petri.
En diálogo con el programa DNews, advirtió que podría haber circulado en el país dinero de operaciones vinculadas a los jerarcas. Todo comenzó luego de que el presidente Javier Milei recibiera en la Rosada a las autoridades del Centro Simon Wiesenthal, que le entregaron una carta del senador Grassley, pidiendo colaboración en su investigación.
“Había interés de conocer algunas actas del directorio que daban cuenta de operaciones de fabricaciones militares entre el periodo que va de 1945 a 1950. Esas actas, llamativamente, eran secretas y encomendaban la contratación -por ejemplo- de personas en países europeos”, precisó el titular de Defensa, quien consideró que esta documentación puede ayudar a esclarecer el movimiento de los fondos nazis o aquellos confiscados por los jerarcas.
Según explicó, las actas también permitirán esclarecer como operaron determinados bancos europeos “para facilitar y encubrir el manejo de esos fondos espurios”.